Esclavas Carmelitas

abr 262 min.

Domingo V de Pascua, 28 de abril

Actualizado: abr 28

En este quinto domingo de Pascua en el que nos encontramos con el Evangelio según San Juan 15, 1-8, Jesús nos habla y nos explica, cómo obra nuestro Dios Padre a través del ejemplo de la viña.

Dice Jesús que Él es la verdadera vid y su Padre el viñador. Su Reino es el verdadero, el que de verdad nos puede hacer felices y mostrarnos el camino hacia Él, hacia su encuentro, hacia la vida eterna que nos ofrece.

Vivimos en la medida en que estamos unidos a Él, que es el que nos acompaña, lleva y da sentido a nuestra vida. Crecemos con su Palabra y con su Espíritu, siempre unidos a Él. Nos pide que permanezcamos en Él, ya que sin Él no somos nada, no podemos dar frutos, no tendríamos esperanza y tendríamos una vida sin el verdadero Amor.

Estando con Él en la Eucaristía, en la oración, en la Palabra, en los Sacramentos, en su Amor, daremos sentido al sufrimiento, a las pruebas, a los acontecimientos de la vida, que a veces nos agradan, pero otras muchas no.

Él, es claro diciendo: “el que no permanece en mí se seca”. El mundo de hoy busca llenarse con diversiones, más dinero, placeres, comodidades…. pero nada lo sacia, y se pierde.

Los cristianos debemos descubrir que nuestra vida, llena de Dios, es la que merece la pena, y la que no nos defrauda.

¡Qué confianza tan grande nos da el Señor diciéndonos: “pidan lo que quieran y se les concederá! Cómo nuestra confianza en Él, hace que esté pendiente de nosotros, siempre escuchándonos, siempre dispuesto a ayudarnos. Su misericordia es eterna; nunca podremos sentirnos abandonados.

Sólo nos pide, que demos mucho fruto y seamos como sus discípulos. Lo que Él nos regala gratis, debemos ofrecerlo a los demás gratis.

La relación personal con Jesús es la condición indispensable para dar frutos.

Nuestro testimonio son nuestras obras. Necesitamos hacer mucha oración para dar fruto, fruto que nos hace vivir una nueva vida, pero sin su Espíritu nos es imposible. En nosotros está Aquél que nos libera de todo lo que nos impide crecer. Vivir con Cristo significa vivir con una meta, la gloria del Padre, vivir con Él, desde Él y en Él.

Juan Antonio García y Mari Merche

GOT San Fernando, Cádiz

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