Esclavas Carmelitas

7 de jul de 20232 min.

Domingo XIV del T.O. 9 de julio

Actualizado: 9 de jul de 2023

Han empezado las vacaciones de verano. ¿Cuántos planes tienes ya en el calendario del móvil? ¿Cuánto tiempo has perdido mirando en stories planes de otra gente? ¿Cuál es tu cuenta atrás para empezar a disfrutar? ¿Cuál es tu “y si” para ser feliz de verdad?

De repente las lecturas de hoy ponen al GPS a recalcular la ruta. En la primera lectura se nos promete alegría. Se nos invita a estar alegres. Pero no hay que esperar, ni correr, ni tomar un vuelo, ni soñar con vidas ajenas. Es Otro que viene. ¡Y que viene en un pollino, es decir, en lo más sencillo! No solo es que cambies la imagen de la felicidad de las Maldivas a un voluntariado o las JMJ, es que dejes también de esperar a llegar a Lisboa o ayudar en Filipinas. ¡Alégrate ya! Que tu Dios viene aquí. Que tu alegría está aquí. Que tu vocación te llama ya aquí.

Dios quiere entrar a reinar en tu vida cotidiana este verano. La felicidad que esperas quiere cumplir su promesa cuando menos lo esperas. A veces podemos vivir atados a la carne, a lo que nosotros podemos organizar, calcular, preparar, esperar, hacer… pero la segunda lectura nos recuerda que nosotros ya hemos nacido del Espíritu, que somos hijos, y que como dice el salmista “Él es fiel a sus palabras2, nuestro Padre no desconoce ni abandona a sus hijos. Tu verano no trata de esperar que lleguen los planes sino de esperarLe a Él.

¿Y como esperarLe? El evangelio, la mirada de Jesús nos regala el secreto: con sencillez, como pobres de Espíritu, que viven como niños, atento, con los ojos como platos, sorprendiéndose y diciendo “sí” a lo que se nos (pro)pone delante. Y Jesús no lo esconde, también a veces nuestras expectativas o prejuicios pueden hacernos tan sabios de lo que sería disfrutar el verano que nos cieguen para ver y vivir todos los dones De Dios.

Entremos a este tiempo de descanso descansando en Él. No hagamos del verano, del disfrute, de las vacaciones, del ocio… otro agobio más, otro proyecto más, otra pretensión más. Dejemos que Dios sea Padre. Y vivamos el presente recibiendo como hijos.

Antonio Guzmán, pbro.Granada

    440
    0