Esclavas Carmelitas

7 de oct de 20232 min.

Domingo XXVII del T.O. 8 de Octubre

Actualizado: 31 de oct de 2023

Que levante la mano quien se ha sentido alguna vez el último de clase. El que se queda fuera de la lista. El que no cumple las expectativas. Del que no se acuerdan los amigos. Del que se aprovechan todos. El que parece inútil. El que no da la talla

Pues amigo, tú, “la piedra que desecharon los arquitectos”, eres “la piedra angular”. Sí, sí, lo que se dice de Cristo en el evangelio de hoy es también para ti, ¡porque eres Su cuerpo!

Sí, en tu trabajo, en tu escritorio, en tu preparador de oposiciones, en tu casa con tus hijos, en el hospital en la cama enfermo… ¡eres la piedra angular para Dios!

Pero ¿sabes lo que es la piedra angular? No, no es un ladrillo más. Ni siquiera es la base de uno de los pilares. Tampoco es la que luce en la punta más alta del edificio. ¡Es sobre la que se sostiene toda la obra!

En una sociedad de descarte, Su necesidad de ti.

En un mundo elitista, Su predilección por lo que no elige nadie.

En un sistema en el que somos números, tú, único, Su piedra angular para una obra grande.

En tu desesperanza, toda Su esperanza en ti.

Sí, tú eres esa viña, a veces olvidada o despreciada por el mundo, pero amada y preferida por el Padre para dar frutos grandes, que quizá no te imagines y quizá no veas, pero Él sabe. ¡Eres la viña que aunque “en vez de uvas dio agrazones” el Padre está dispuesto a enviar a su Hijo por ti!

Ey! Pero levanta también los ojos. Mira el resto de viñas. Mira las injusticias, los abandonos, las traiciones, los aparentes fracasos… que generan heridas y miedos en el corazón de los que tienes cerca. “Tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús”. Quizá hay alguna en la que puedes ponerte codo a codo con el Viñador.

Para que además de ti, también el que tienes al lado sepa que él, la piedra que desecharon en el trabajo, las listas de admisión de la universidad, el grupo de whatsapp de clase, los curriculums del súper, el preparador de oposiciones, es ahora (y siempre) la piedra angular, la viña por la que el viñador canta de amor, el hijo por el que el Padre pronuncia Su Verbo amándote hasta el extremo.

Antonio Guzman, Presbítero Granada

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