4º Domingo de Adviento. Ya está muy próximo, Jesús se acerca.
María, la madre De Dios, es la más humilde de sus servidores. María es AMOR, y el amor es servicio. María “se apresura” a ayudar a su prima Isabel. Imitemos a María, seamos servidores, ayudemos a todos los que nos rodean, familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, … a todos.
Ella es la primera que saluda. Que sepamos responder a la llamada de María como lo hizo su prima, a la llamada de Jesús. Igual que en la parábola del hijo pródigo, el Padre se acerca cuando ve al hijo, aunque esté lejos. No nos creamos que nosotros vamos a buscar a Dios. Simplemente seamos valientes en responderle, en decirle que SÍ. Él siempre está ahí, a nuestro lado, esperándonos, pero con frecuencia no lo vemos. No tengamos miedo.
María es portadora de alegría. Qué bonito cuando el niño, Juan, se alegra con el saludo. Es el saludo entre dos niños que todavía no han nacido, concebidos gracias al Amor de Dios. Ojalá nuestros saludos sean como los de dos niños, alegres, inocentes, llenos de amor.
Preparémonos, que sepamos responder al saludo de María, que lleva a Jesús en su vientre, y que nuestro corazón salte de alegría ante ese saludo, ante su llamada.
Jesús nos está esperando.
Jesús, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve!!!
Jaime Real
Cuenca
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