En el evangelio de hoy recordamos cómo Jesús fue llevado al templo por sus padres, para seguir con la traición hebrea de presentar al primogénito en el templo.
De manera especial, al leer este evangelio, destacamos la figura de Simeón. Es verdaderamente sorprendente como a pesar de los años este anciano no había perdido la esperanza de ver al Salvador. Con su oración cargada de significado, nos hace conscientes de como Cristo es la Luz que dota de sentido nuestras vidas, y como su corazón es saciado al ver al Salvador.
Con este evangelio, nos damos cuenta de que nosotros, al igual que Simeón, también tenemos deseo de vida y de liberación y solo Cristo nos ofrece la Luz con la que alcanzarlo.
LAURA HERRANZ HERRANZ, Segovia
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