Solemnidad de la Resurrección del Señor, 20 de abril

Este domingo, celebramos el misterio más profundo de nuestra fe: la resurrección de Jesús. En el evangelio de San Juan, se nos presenta el relato de María Magdalena que, al llegar al sepulcro, lo encuentra vacío. Confundida, corre a informar a Pedro y al otro discípulo. Ellos también van al sepulcro y encuentran las vendas y el sudario, pero no a Jesús.

Este pasaje nos invita a contemplar la victoria de la vida sobre la muerte. La tumba vacía es un símbolo poderoso de que la muerte no tiene la última palabra. La reacción de los discípulos, primero de confusión y luego de fe, nos recuerda que la resurrección es un misterio que desafía nuestra comprensión pero que nos llena de alegría y esperanza. Nos llama a vivir con la certeza de que, así como Jesús venció la muerte, nosotros también podemos encontrar la vida en Él. Incluso en los momentos de mayor oscuridad y confusión, la luz de la resurrección nos guía y nos da esperanza. Nos invita a ser testigos de esta buena noticia, llevando la alegría y la esperanza de la resurrección a nuestras vidas y a las de quienes nos rodean.

Así como María Magdalena y los discípulos encontraron el sepulcro vacío y se llenaron de fe, nosotros también estamos llamados a descubrir la presencia viva de Jesús en nuestras vidas y a compartir esa alegría con el mundo. La resurrección de Jesús nos recuerda que el amor de Dios es más fuerte que la muerte y que siempre hay esperanza, incluso en las situaciones más difíciles.

Marcos

La Granja, Segovia