
Espiritualidad
Dos puntos de fuerza unifican nuestra vida: Nazaret y el Carmelo. Nazaret es la gran inspiración y el gran motivo de nuestra espiritualidad. Allí hemos conocido a Jesús, María y José, que han cautivado nuestro corazón con su estilo de vida familiar, sencillo, hecho de cosas pequeñas, de acogida, de humildad, de olvido de sí. El Carmelo es el tronco en el cuál hemos sido injertadas y cuya savia, inoculada por los santos y místicos carmelitas, renueva continuamente nuestra búsqueda del Amado.

UN CORAZÓN:
La oración

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Pertenecemos a la familia del Carmelo. Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz son para nosotras maestros en la búsqueda humilde, constante y fiel de la unión con Dios. Dedicamos la mañana a cuidar nuestra amistad con Cristo, para poder ser verdaderas contemplativas en la acción.

UNA CASA ABIERTA:
La Iglesia


Hemos sido llamadas a vivir en el seno de la Iglesia católica en comunión con sus pastores. Realizamos nuestra misión en las parroquias y delegaciones diocesanas donde nos encontramos contigo, buscando que crezca lo de todos.

UN COLOR:
¡Por Cristo, con Él y en Él!


La Eucaristía es la forma de toda nuestra vida. Nada tiene sentido sin Cristo. Todo lo hacemos por Él, con Él y en Él. Así tenemos la seguridad de que cada pequeña cosa que hagamos es una manera de colaborar en la Redención del Mundo.

UN CAMINO:
¡Nacidas para evangelizar!


Cultivaremos una sólida espiritualidad de la acción viendo a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios. Nos sentimos llamadas a llevar el Evangelio a todo el mundo.

"Libres para ser esclavas":
MARÍA


Queremos imitar la disponibilidad total de María a la obra redentora de Cristo. Con ella repetimos su “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”, y como ella queremos llamarnos y ser, verdaderamente, esclavas del Señor que nos da la libertad para entregarnos sin condiciones.

UNA FAMILIA
como la Sagrada Familia


Deseamos vivir una auténtica vida de familia según el estilo de Nazaret. Una vida sencilla que brota de un amor fraterno hecho de humildad, de misericordia entrañable, paciencia y olvido de sí, de alegría, servicialidad y acogida, de obediencia y de verdadera amistad.