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  • Foto del escritorEsclavas Carmelitas

23 de enero. Los desposorios de María y José

Este año aprovechamos para recordar esta fiesta que, aunque está eliminada del calendario universal, comenzó a celebrarse en el s. XV, en el XVI fue celebrada por los franciscanos como fiesta propia, y los carmelitas, muy devotos de San José, también tomaron como fiesta. En 1725, Benedicto XIII la convirtió en fiesta para toda la Iglesia y desapareció en el misal de San Juan XXIII en 1962.


Del matrimonio de María y José tenemos noticia, en primer lugar, por el Evangelio:

-Lc 1,26-38: una virgen desposada con un varón de nombre José; -Lc 2,5: José fue a Belén, 'con María su esposa; -Mt 1,18-25: Estando desposada María... con José...; José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa...; recibiendo en su casa a su esposa...

El desposorio judío suponía un compromiso tan real que al prometido se llamaba "marido". Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa.


A estos testimonios evangélicos, la tradición fue añadiendo historias relacionadas con la elección de José como esposo en el Protoevangelio de Santiago (s. II), la Historia de José el carpintero (s. IV), el Evangelio de la Natividad de María (s. V), el Evangelio del Pseudo Mateo, o, más recientemente, las visiones de Ana Catalina Emmerick (s.XVIII). Estas tradiciones podéis encontrarlas en links como:


Las distintas tradiciones conservadas varían en detalles pero coinciden en un aspecto fundamental, el verdadero matrimonio por voluntad de Dios entre María y José. La familia como lugar querido por Dios para el crecimiento de su Hijo.


A ti, que quizá esperas un esposo como José, te dejamos esta oración, pero también te invitamos a prepararte para el matrimonio convirtiéndote tú en una esposa como María. Oración

Acudo ante ti, oh esposo de María y padre terrenal de Jesús de Nazareth, tú que eres el mejor ejemplo que puede haber de ser un buen esposo y un gran padre de familia, siendo amoroso, dedicado y trabajador, ayúdame a encontrar un buen esposo para vivir con él, el gozo del matrimonio mientras guiamos nuestras vidas hacia la felicidad de vivir en la fe en Cristo. Tú San José, hombre ejemplar y trabajador como ninguno, pon en mi camino un hombre de bien, un hombre familiar y cariñoso que siempre esté atento a su familia.


Yo prometo, Oh San José, que seré una buena mujer para él, así como quiero que él sea un buen hombre para mí, Poderoso San José, te pido que lleguen a tus sagrados oídos mis súplicas, para que con tu grandísimo poder intercedas ante mí y me ayudes en esta búsqueda, tú conoces mis intenciones, vengo humildemente ante ti para que me ayudes y pongas en mi camino un acompañante que sea bueno también, espero me ayudes a cumplir mi esperanza adorándote y sabiendo que tu tiempo es perfecto y, que tu voluntad siempre será mejor que la mía. Amén.






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