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Domingo V de Pascua, 2 de Mayo

  • Foto del escritor: Esclavas Carmelitas
    Esclavas Carmelitas
  • 30 abr 2021
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 4 may 2021

La imagen de la vid era empleada ya en el Antiguo Testamento para significar al pueblo de Israel. Ahora, al hablar de los sarmientos, esa imagen expresa cómo Jesús y quienes están unidos a Él, forman el Nuevo Israel de Dios, La Iglesia, cuya cabeza es Cristo.


Estamos injertados en la vida de Cristo, para que fluya, en lugar de nuestra vida natural, su vida divina. Al igual que Él es uno con El Padre, nosotros somos uno con Jesús, aunque no lo sepamos. Él es más íntimo que nuestra propia intimidad y es ahí, donde nace todo, donde debemos permanecer con Él.


Permaneced en mí, orad en mí, amad en mí, trabajad en mí, obrad en mí.


En el Corazón de Jesús tenemos nuestra raíz. A los ojos del hombre natural esto es terreno oscuro. A los ojos de la fe es pura y eterna luz.


Dulce Jesús, mi vida es tuya, ¿qué tengo que no me haya sido dado?.


Señor, no quiero otros frutos que no sean de amor y fraternidad con el prójimo.


Sonia Sanz, Zamarramala (Segovia)





 
 
 

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