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  • Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Memorias del V Centenario



Una vez terminado el centenario, miro hacia atrás y me doy cuenta de lo que Santa Teresa ha hecho durante este año en mí, en nuestra comunidad, en la diócesis y en la Iglesia de España. Así que sólo puedo escribir hoy con mirada y corazón agradecido por todo cuanto el Señor nos ha permitido vivir y aprender durante este centenario, pidiendo que todo haya servido para mayor gloria suya.

En una de las primeras reuniones preparando el Encuentro de Jóvenes alguien dijo: “El problema es que Teresa no es atractiva ahora, por eso no se apuntan”. Pensábamos que lo que proponíamos no iba a tener mucho éxito, pues ni Santa Teresa, ni la aridez de la meseta castellana suponían ningún atractivo veraniego. Pero lo cierto es que ha sido emocionante ver cómo Teresa sigue siendo actual: salías a la calle y cada fin de semana había ríos de gente, llegados desde cualquier punto del planeta, que venían buscando empaparse de su vida y su espiritualidad, para dejarse envolver por la misericordia que ella había descubierto en su vida. Y lo cierto es que todo el mundo escuchaba con curiosidad cómo alguien del S.XVI, tan lejana ya, de vocación monja de clausura, mujer y ruin… había sido capaz de dejar una huella tan honda. Para quienes hemos vivido el centenario desde cerca, y cada día tenemos la dicha de pasear por las calles abulenses, Santa Teresa ha sido secreta compañera de camino para proponer a quienes nos visitaban un carisma que volvía nacer.

Para todos, jóvenes y menos jóvenes, los de Ávila y los que nos han visitado desde fuera, ha sido un auténtico descubrimiento. ¡Los santos nos siguen hablando de nuestros anhelos más profundos! Ahora que todo ha terminado quizá pueda ser más consciente de su presencia y de cómo sus palabras, su vida y su invitación a ser amigas fuertes del Señor para poder anunciarlo al mundo entero, nos han ayudado a arriesgar por encima de nuestras seguridades y nos han alentado a buscar a Dios y su voluntad cuando las cosas no parecían salir según la nuestra. Vivir cerca de ella ha sido una invitación constante a repetir en nuestra oración: “¿Qué mandáis hacer de mí?” ¿Y qué va a pasar a partir del 15? Esa era la pregunta de D. Jesús el día de la vigilia. Pues ahora es tiempo de caminar y de no olvidar todo lo que se nos ha regalado. El centenario ha sido punto de partida para redescubrir con Teresa puntos importantes de nuestra pastoral (la unidad, la misericordia, la oración, la sencillez, la comunidad, la pobreza…).

Y a mí, Santa Teresa me ha ayudado a comprender la actualidad de nuestro carisma, y la necesidad que tiene el mundo de descubrirse amado y pensado por Dios. Y, curiosamente, el Papa Francisco nos invita este año a seguir cantando con Teresa las misericordias del Señor.

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