top of page
  • Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Al calor de tu abrazo



CANCIÓN: Quedarme a tu lado

Al final traigo este barro

tras torpes modelados de alfarero aficionado,

tras la lluvia de esta vida, que la llena de charcos;

a la hora del ocaso vuelvo a tu lado.

Al atardecer, cuando el día se retira ya cansado

y este barro pide a gritos modelarlo,

al calor del hogar que produce tu abrazo,

al sonido de la hoguera vuelvo a tu lado.

Hoy vuelvo a ti, vuelvo a tu lado,

cansado, perdido y agotado.

Y, en esta búsqueda, dame consuelo,

que ando perdido, que ando esperando,

quedarme a tu lado.

Y, al calor que Tú das, seca este barro,

que quiero dorarme al calor de tu abrazo,

y quedarme a tu lado.


TEXTO BÍBLICO

Como un padre se enternece con sus hijos, así se enternece el Señor con sus fieles. Pues él conoce nuestra condición y se acuerda de que somos barro. (Sal. 103)

PEQUEÑA REFLEXIÓN

La vasija ya está lista para ser cocida al horno. El Alfarero debe graduar bien el fuego. Si es muy fuerte se quema... si es muy flojo o la saca antes de tiempo, sale cruda....

¿Cómo puede nuestro frágil y débil barro tomar consistencia? ¿Cuál es la fuente de calor por la que tenemos que pasar para fortalecernos? Sólo al calor del abrazo de Dios podemos hacernos fuertes. Sólo exponiendo nuestras zonas más débiles a su calor podemos llegar a ser vasijas completas, útiles. Esta es la única forma de que nuestra debilidad se convierta en nuestra piedra angular. Dejarnos abrazar, entrar en contacto con su calor, llegar hasta su Corazón con nuestro barro, con nuestra vergüenza, con nuestro pecado, con nuestro fracaso, reconocer su Amor y confiar en Él son las condiciones para transformarnos, para sanarnos.

No hay ningún otro medio para crecer que no sea pasando por este intenso abrazo de Dios, que endurece, que solidifica, que nos capacita para la misión. No hay otra técnica, no hay otro método psicológico, no hay otro camino espiritual o ascético que pueda darnos seguridad, consolidarnos, que no sea pasar por este fuego del Amor de Dios.

ORACIÓN FINAL

Como un ánfora de barro mi corazón se llena

cada día de Ti. Cada día que pasa

más y más Tú te adueñas de mi frágil vasija

dándome desde adentro tu luminosa altura.

Mi voz tan quebradiza atalaya las tuyas.

Estoy marcado en medio del alma por tus manos,

Alfarero tan íntimo, arcilla de los arroyos

que me salpican siempre melodiosos cantares.

¡Qué frágil es mi barro para que Tú lo mires!

Qué fuerte tu ternura para que no me raje.

Cómo sabes amarme sin que yo me haga añicos.

Sólo Tú me has cocido para tenerte dentro.

Señor, hasta los bordes de mi arcilla pequeña

Lléname cada aurora de tu luz infinita.

Que no quede ni un hueco de mí mismo jamás

para otra sed distinta de la tuya, Dios mío.

42 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page