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  • Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Cuarta jornada

Cuarta Jornada. De los campos de Samaria al pozo de Siquem


Nos ponemos en presencia de los Peregrinos sagrados, José y María, que lleva en su seno a Jesús, y después de un momento de silencio, hacemos la siguiente oración:


Jesús, Verbo encarnado en las entrañas de María Santísima; el amor que me tienes te hizo bajar del cielo a la tierra hasta ponerte en un establo. ¡Cuánto siento haberte cerrado en la cara las puertas de mi corazón! Cada vez que he sido sordo a tus llamadas, cada vez que olvido que viniste a buscarme como a la oveja perdida con tanto trabajo para llevarme a tu gloria. Rompe los cerrojos de mi ingrato corazón. Si buscas pesebre donde reclinar la cabeza, pesebre es mi corazón; consume con el fuego de tu amor hasta las pajas de las imperfecciones, aparta de mí las bestias de mis culpas. Y ya que vienes a buscar a los pecadores, y yo soy el mayor de todos, confío en tu misericordia que me perdonará y confío en que me darás gracia para poder servirte y amarte hasta el final de mi vida. Amén.


Consideración para el día cuarto

En la cuarta jornada contemplamos los trabajos de María caminando a pie a ratos, a ratos en la borriquilla hasta el pozo de Siquem, y a José, tirando del animal, con los pies descalzos y ampollados. Al llegar al Pozo puedes ver a María descansando y pensando en su próximo parto, desenvolviendo el ajuar que ha preparado para el Niño. Allí, en esa fuente, lava la ropa, le quita el polvo a sus telas, allí siente el fuego de amor en que se abrasa su corazón con los deseos de ver entre sus brazos aquel Verbo hecho carne para nuestra salvación.


Ave María.


Oración a María

María Inmaculada, lecho florido del Niño, por tus deseos ardientes de recibir a tu Hijo, enciende en mi corazón este mismo deseo. Pídele que me lave con el agua de su Fuente, el agua de su Costado abierto en la Cruz, para ser digno de cantar con los Ángeles su Gloria en el Belén Celestial. Amén.


Oración a José

José, santo Patriarca, que caminaste a pie al lado de María, que con tus dulces y santas conversaciones divertías el cansancio de la Reina del Cielo, alentando su corazón y el tuyo, por los obsequios amorosos y servicios con que asististe y acompañaste esta peregrinación y viaje, consígueme del divino Niño una sed insaciable de su amor sagrado hasta llegar al Belén de la Gloria. Amén.


Finalmente ofrecemos nuestro corazón como posada repitiendo: Jesús, José, María, os ofrezco por posada mi alma y mi corazón. En este día, puedes ofrecer algún sacrificio o hacer una visita al Sagrario considerando esta parada en la fuente de José y María.







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