La polaridad del ser humano.
¿Cómo puede uno mismo luchar contra uno mismo?
Cuando perdemos el Norte y no miramos a Dios, cuando creemos que todo lo podemos con nuestra fuerza entramos en una lucha con nosotros mismos que lo único que hace es debilitarnos, como dice Jesús en el Evangelio de hoy.
¿Qué es más sano, dejarnos arrastrar por una vida de confort y exceso que aletarga el espíritu o vivir desde una actitud de confianza en Dios, amigo de la vida?
Una vez más Jesús nos hace mirar hacia el prójimo, mirar más allá de nuestro entorno, de nuestra zona de confort. Nuestros hermanos son todos los que seguimos las enseñanzas de Dios.
Por tanto, encomendemos al Espíritu para descubrir a Jesús en cada uno de nosotros.
Ana Feijoo
Segovia
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