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Domingo XXII del T.O. 31 de agosto

  • Foto del escritor: Esclavas Carmelitas
    Esclavas Carmelitas
  • hace 6 días
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

El Evangelio de hoy nos enseña que para ser los primeros tenemos que dejar a un lado la soberbia de corazón y el orgullo, algo que tristemente abunda en el corazón del ser humano de manera inherente, pero, que al esforzarnos para dejarlo a un lado, podemos experimentar propiamente la misericordia que Dios tiene con nosotros en muchas ocasiones.


A veces, podemos caer en atribuir los logros y buenas actitudes solo a nuestra fuerza de voluntad, sin pensar que sin los dones que Dios pone en nuestra vida, nosotros no podríamos hacerlos florecer. Por otro lado, el apoyo de los demás es fundamental para conseguir aquello que nos proponemos: no solo depende de nosotros, sino de la fortaleza de un amigo, un hermano, un padre...

Por eso, cuando miremos a Dios lo tenemos que hacer desde la humildad, la entrega, el servicio al prójimo y haciendo el bien "en lo escondido", porque como dice Él: "Cuando vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará".


La soberbia contamina el alma, sí, pero Dios nos da la oportunidad de cambiar nuestras faltas de amor y humillarnos para entender que yo no puedo sin la ayuda de los demás y de Dios.


Rosa Luján España

Cuenca

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