Domingo XXIII del T.O. 7 de septiembre

El evangelio de hoy muestra cómo Jesús nos llama para que le sigamos. Pero esta no es una decisión que podamos tomar a la ligera, sino que nos pide una entrega total a él, poniéndonos a su servicio. Nos llama a separarnos de nuestras comodidades e, incluso, de nuestra familia y seres queridos para acompañarle con nuestra cruz y preocupaciones en la espalda.

A su vez, utiliza las metáforas del constructor de la torre y el rey para reafirmarnos cómo debe ser nuestra actitud en la fe. Nuestra decisión de seguirle debe ser constante y segura, no dejándola a la mitad y tampoco asentándola sobre cimientos débiles, pues no nos serviría para nada. Además, debemos tener siempre en el pensamiento los deseos de Dios a la hora de tomar decisiones y actuar según su palabra.

Así, este Evangelio que es en apariencia exigente y complejo, nos demuestra cómo debe ser la actitud que tenemos que adoptar a la hora de seguirle y expandir su Palabra. Debemos de despojarnos de todas nuestras facilidades y asumir el peso de nuestros pecados para poder transmitir al mundo la fe, constante y presente en nuestro día a día.

Ana Marazuela

Segovia