Domingo de Ramos, 13 de abril
- Esclavas Carmelitas
- 12 abr
- 2 Min. de lectura
Este domingo, entramos con Jesús en el misterio más profundo de nuestra fe: su Pasión, su entrega total por amor a nosotros. San Lucas, en su relato, nos invita a contemplar no sólo el sufrimiento de Cristo, sino también su inmensa misericordia y compasión, incluso en medio del dolor.
Desde la Última Cena hasta el momento de su muerte en la cruz, Jesús permanece sereno, fiel, lleno de ternura. En la cena pascual, instituyendo la Eucaristía. Él no huye del dolor, lo abraza.
Algo que destaca del relato es el perdón que Jesús otorga incluso desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Nos revelan a un Dios que no condena, sino que salva, que no responde al mal con castigo, sino con amor.
Y también está el gesto tan humano y divino al mismo tiempo con el buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Aquel hombre, colgado junto a Jesús, reconoce su culpa y se fía de la misericordia divina. Y recibe el don más grande: la salvación.
La Pasión no es una historia de derrota, sino de victoria por el amor. Jesús no es un simple mártir, es el Hijo de Dios que libremente se entrega para abrirnos las puertas de la vida eterna.
*¿Qué nos dice hoy este Evangelio?* Nos invita a seguir a Jesús en el camino de la entrega, a perdonar como Él perdona, a amar incluso cuando cuesta, a no responder con odio al odio, sino con compasión. Nos invita a no tener miedo al dolor si lo vivimos con Él y como Él: por amor.
Y, sobre todo, nos llama a confiar: si Dios nos ha amado hasta la cruz, ¿cómo no confiar en que su amor nos acompaña en todo momento, incluso en nuestras propias cruces?
Luis Toledano
Cuenca
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