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Domingo II de Cuaresma, 25 de febrero

  • Foto del escritor: Esclavas Carmelitas
    Esclavas Carmelitas
  • 25 feb 2024
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 28 ago

Jesús había declarado a sus discípulos lo que iba a sufrir en Jerusalén antes de morir. Los Apóstoles quedaron sobrecogidos y entristecidos por este anuncio. Jesús ahora muestra su gloria a los tres que serán testigos de su agonía en el huerto de los Olivos: Pedro, Santiago y Juan.

Igual que eligió a estos tres discípulos, hoy nos elige a nosotros para subir con Él y acompañarle a orar y nos muestra su gloria. Podemos poner excusas y rechazar su invitación. Depende de nosotros querer estar con Él.


La voz del Padre dice: "este es mi Hijo, el amado; escuchadlo". La Cuaresma puede ser un buen momento para escuchar a Jesús y para rezar más. Él quiere estar con nosotros, ¡que encontremos ratos a lo largo del día para estar con Él!


Pedro exclama: Señor, ¡bueno es permanecer aquí! Hagamos tres tiendas...

“No sabía lo que decía”: porque lo bueno, lo que importa es estar siempre con Jesús, en cualquier parte, y verle detrás de las circunstancias en las que nos encontramos.


Después de ver la gloria del Señor, bajan del monte y siguen con el Maestro en la vida de cada día. Tenemos que aprender a descubrir al Señor detrás de lo ordinario y lo corriente. Nunca debemos olvidar que aquel Jesús con el que estuvieron en el monte Tabor es el mismo que está junto a nosotros cada día, ahora mismo. Esta Cuaresma será distinta si nos esforzamos por reconocer a Dios a nuestro lado en todas las circunstancias.


Charo Caballero Pérez

Chauchina (Granada)

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