Dicen que mañana es el Blue Monday. Así, porque sí, tristes por decreto. No hace falta que te muevas. No te molestes en buscar. En esperar nada. Calla a tu corazón. No es posible lo que deseas. Y nos lo tragamos. Y nos conformamos. Y nos repachingamos en el sofá. Como si no hubiera más remedio. Como si no pudiéramos esperar nada. ¿Nada?
De repente Jesús en el evangelio de hoy nos mira y dice: “¡no tienen vino!”. El vino, en la cultura judía representaba la alegría… ¡Será tonto! ¿Cómo se le ocurre señalar eso? Si no hay nada que esperar, si la alegría no es posible, ¿por qué preocuparse?
A ver, si no te engañas a ti mismo, algo buscas. Algo deseas. ¿¡Que no!? ¿Has tenido momentos con amigos que hubieras deseado que fueran eternos? ¿Tienes nostalgia de un lugar en el que viviste algo grande? ¿Desearías volver a ese atardecer irrepetible? ¿Te gustaría encontrar a alguien que te abrace con todo? ¿Aspiras a encontrar un trabajo en el que sentir que has sido hecho para eso? ¿Buscas...? ¡Tenemos deseo de vivir a lo grande!
Lo que pasa es que a veces limitamos demasiado nuestra búsqueda. Le ponemos muchos apellidos y especificaciones. Y vamos por la vida como caballos con anteojeras. Dispuestos a ver solo lo que queremos ver. ¡Hacemos estrecho un deseo que es infinito! Y se nos pasa la vida. Se nos escapan encuentros, oportunidades, baches que abren caminos... solo porque no coinciden con lo que habíamos esperado. ¡Damos por descartada la posibilidad del vino porque no estamos dispuestos a fiarnos del agua y ver cómo Jesús la convierte en vino! Por eso yo hoy no me quiero tragar el decreto de tristeza. No me conformo con sofá y Amazon.
“No tienen vino”. Ve al fondo. ¿Qué buscas detrás de todo lo que deseas? ¿Qué necesitas detrás de todo lo que buscas? ¿Qué te falta detrás de todo lo que anhelas?
Quizá, si hay Alguien que se atreve a señalarte esto, que pone este deseo en tu corazón, es porque es posible esa Alegría que hemos descartado esperar. Es porque Él es capaz de sacar vino de Alegría nueva de todos tus naufragios en el agua. Quizá habíamos dado por perdida la búsqueda solo porque nos ha decepcionado una posibilidad. No te conformes con una tristeza cómoda. Con un desengaño a la primera de cambio.
Escucha a Su Madre: “haced lo que Él os diga”. Porque la alegría que buscas es posible. Existe. Puede que el camino sea distinto al que imaginas. Pero Él está. Actúa. Ya lo has visto otras veces.
Que comience la fiesta de la Vida, porque el mejor vino está por llegar, y no lo haces tú, solo tienes que dejarte hacer ¡Y que le den al Blue Monday!
Antonio Guzmán
Diácono de Granada
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