“NO TEMAS ACOGER A MARÍA” (Mt 1, 20)
Muy cerca ya del final del adviento se repite varias veces una expresión que nos viene bien escucha: “No temas”. El temor forma parte de nuestra vida, nos acompaña a cada paso: al empezar una misión nueva, al terminar un periodo, acompañando a otros o en la propia enfermedad. El temor forma parte de esa vida que el Hijo de Dios ha querido compartir con la humanidad, con su familia, con nosotros.
José, “el justo”, no es ajeno a ese temor ante el misterio que está por descubrir, no por desconfianza sino por sobreabundancia: “¿Cómo voy yo a ser capaz de tal empresa? ¿Cómo podrá salir esto adelante?”. La incertidumbre forma parte de nuestro caminar en la fe, y es bueno que sea así porque nos lleva a confiar en Otro que es más grande. Esta incertidumbre nos libra de la presunción de ser autodidactas, de ir “a nuestra bola”. Nos hace pequeños, niños ante la grandeza del misterio. Preferimos nuestra estabilidad, nuestros planes que son más lógicos y seguros… tenemos miedo a acoger lo que nos supera, al hermano, a Dios. A Dios en el hermano. El Adviento es, propiamente, una preparación para acoger, una pedagogía para ensanchar el corazón y hacerlo apto para “el que viene”.
“José, no temas acoger a María”: en ella se acoge todo lo que Dios ha querido para la humanidad. Acoger a María es acoger, en ella, al Salvador, y acoger toda la belleza del plan de Dios. No es una idea, es una vida entregada en la que vemos también luz para nuestra vida: acoger en María el plan que Dios tiene, ese es el camino. Aunque no tengamos seguridades, tenemos la certeza de su amor que también nos grita: ¡No temas!
Enrique Rico Pavés
Sacerdote
Comments