En el evangelio de hoy se nos presenta a Jesús como la respuesta a todas nuestras preguntas, a todo aquello que nos duele, como la mano amiga que nos ayudará a nosotros, a todos aquellos que lo necesiten e incluso a aquellos que aún creyendo que lo tienen todo sienten un vacío en su interior.
¿Cuántos de nosotros hemos tenido esa sensación de insatisfacción aún pareciendo que lo tenemos todo?
La sociedad de hoy en día nos envía mensajes de autosuficiencia, de individualismo, “tú puedes con todo” nos dicen. Y aún así sentimos una losa que no nos permite ser felices del todo, alguna mochila que nos pesa más de la cuenta… y pensando en qué podrá ser aquello que nos perturba no caemos en la cuenta de que tenemos la solución delante de nuestras narices, ¡que está escrito en el Evangelio!
Que tenemos delante un mensaje que nos dice que ALGUIEN viene a salvarnos, a darnos libertad, y pasamos olímpicamente de su mensaje porque no está escrito con nubes y pajaritos alrededor, ni con letras fosforitas. ¿Y nosotros somos los libres y autosuficientes? Si somos los primeros que nos dejamos llevar por cualquier campaña de marketing y por cuatro colores bonitos, ¿cómo vamos a ser autosuficientes así?
Lo que sí es ser libre es saber que no tenemos que creernos todo aquello que nos promete una vida fácil, y que el foco de la importancia está en tener confianza en aquello que sí, es sencillo, pero grandioso, creer que no estamos solos, que no somos suficientes y que necesitamos ayuda y liberación, pero la de nuestro Padre que nos ama por encima de todo.
Pilar Garrido, Segovia
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