Ya en la recta final del tiempo pascual la PAlabra nos centra en el aspecto fundametnal de la vida cristiana, en la esencia del Evangelio que es EL AMOR.
Nosotros tratamos de manifestarlo allá por dónde vamos con el ánimo renovado por la presencia resucitada del Señor, pero con cierto pesimismo. Porque a estas alturas de la historia, ¿qué resultados ha obtenido el amor? ¿será sólo una utopía inalcanzable? ¿Cuándo logrará ser una herramienta que transforme de veras nuestro mundo? Es ambicioso el mandato de JEsús: nosotros podríamos amar hasta llenar de alegría nuestro propio corazón, hasta mejorar las condiciones de vida del prójimo, de la familia, amigos, vecinos, necesitados de cerca o de lejos... Pero amar como Él nos ha amado parece imposible porque las medidas de Cristo desbordan nuestros pobres alcances.
Sin embargo Él cuetna con nuestra pequeñes y va cada experiencia de amor descubrimos que hay Alguien que da vigor, impuso, rumbo y premio a nuestro corazón. Amar como Dios ama es entrar en la dinámica del misterio que es el otro, el hermano especialmente el que sufre. Así podemos entender su entrega como siervo en el lavatorio de los pies alos apóstoles. Pero Jesús hoy también nos llama ¡amigos! y podemos sentir su abrazo en la relación, el amor y la adhesión que nos propone. Porque la amistad es la más libre y gratuito que podemos encontrar y cuadno se vive de verdad potencia todas las demás relaciones.
Sólo así podemos llenarnos de alegrá y salir a la misión que Jesús nos encomienda.
Sólo asi podemos dar fruto abundante y duradero.
Nuria Granados
Chauchina, Granada
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