Domingo XVI del T.O. 20 de julio
- Esclavas Carmelitas
- 18 jul
- 1 Min. de lectura
Al leer este evangelio, no puedo evitar ponerme en el lugar de Marta. Me imagino su estrés, corriendo de un lado a otro, intentando que todo estuviera perfecto para Jesús (que es lo que parece lógico). Y mientras tanto, su hermana María, tan tranquila, sentada escuchando a Jesús, sin mover un dedo para ayudar.
Pero entonces Jesús nos sorprende diciendo que lo correcto lo estaba haciendo María!
Jesús ve el corazón de Marta, sabe que está preocupada y agobiada, y le enseña algo más profundo: que a veces, en medio de tantas tareas y responsabilidades, nos olvidamos de lo más importante.
Y en ese momento, lo importante no era la comida ni la casa recogida. Lo verdaderamente importante era estar con Jesús, escucharle, disfrutar de su presencia. Eso fue lo que María eligió, y por eso Jesús dice que ella escogió "la mejor parte".
Este evangelio me hace pensar en cómo muchas veces vivimos tan ocupados, tan pendientes de hacerlo todo bien, que se nos escapa lo esencial. Jesús no nos dice que no trabajemos o que no sirvamos, nos recuerda la importancia de enfocar nuestra vida en él y de hacerle un espacio en medio del ajetreo diario.
Al final, lo que vale más que cualquier otra cosa es estar a sus pies, escucharle y dejar que nos hable al corazón. Como María.
Clara Valdes
Cuenca
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