Domingo XVII del T.O. 27 de julio
- Esclavas Carmelitas
- 24 jul
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Este domingo el evangelista (Lucas 11, 1-13) nos muestra la inquietud de los discípulos que, viendo orar a Jesús, le piden que les enseñe a orar ellos también...
Santa Teresa nos invita a perseverar en ese estar muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.
"Y él, que había amado a los suyos...los amó hasta el extremo (Juan 13, 1). Sobre ésto Edith Stein nos recuerda que la oración sacerdotal de Jesucristo nos revela el misterio de la vida interior: la intimidad de las personas divinas y la morada de Dios en el alma.
Y santa Teresa de Lisieux se pregunta: ¿No ha sido en la oración donde san Pablo, Agustín, Juan de la Cruz, Tomás de Aquino, Francisco, Domingo y tantos otros célebres amigos de Dios han encontrado esta sabiduría divina?
Y es que el amor resulta ser el verdadero eje de la oración.
Jesús, en su respuesta a los discípulos, aprovecha la ocasión para regalarnos su programa de Vida, el Padrenuestro, y además también consigue transmitirnos la confianza en el abandono al Padre, quien nos regalará su Espíritu de amor a poco que se lo pidamos.
A nosotros nos toca estar dispuestos a recibirlo y encarnarlo en nuestras vidas, en nuestras heridas y proyectos, en nuestras relaciones y esperanzas, en la compasión y la caridad hacia quienes la necesitan...
Y yo, en mi oración, ¿Qué pido a Dios, qué es lo que busco, qué puerta le pido que me abra?....
Ángel Luis Cartón
Madrid
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