Este domingo tenemos la multiplicación de los panes y los peces. El famoso relato que nos sirve de introducción para los próximos domingos. Lecturas que irán muy acordes para profundizar en el misterio de la Eucaristía.
Hay un dicho muy usado que "lo que no se da se pierde". A veces no damos porque no nos vemos preparados. Nos centramos demasiado en nuestra pobreza. Deseamos esperar a encontrar el momento oportuno para dar. Pensamos que ese momento va a llegar, pero con el paso del tiempo vemos que nunca llega. Esperamos a que alguien o algo nos capacite, nos llene de dones; esperamos algo espectacular, y vemos que todo sigue igual.
Hoy en el evangelio a Jesús le parece insuficiente lo "espectacular" (el dinero de Felipe) y sólo desea la pobreza y fragilidad de un niño que tenía cinco panes y dos peces.
Posiblemente se nos meta la tentación de mirar como Felipe y vernos pobres porque no llegamos a lo mínimo en instrumentos que verdaderamente necesitamos. La mirada de Jesús es otra. Él sabe ver en los pequeños dones la posibilidad de ser fecundos.
Posiblemente el evangelio nos esté invitando a dos cosas: primero a confiar, por muy pequeño y débil que parezca todo; segundo a ponerse en camino, en acción. Lo que excesivamente queda almacenado termina corrompiéndose.
Sin miedo, empecemos ahora.
Álvaro José Sánchez Sainz Pardo
Presbítero, Ávila
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