De este evangelio con lo que más me quedo es que ,cuando conoces a Jesús y él mismo es el que te concede el don de permitirte escucharle y poder hablar de él a todo el mundo, más quieres que tú vida sea de su mano y proclamarlo al mundo entero. Sentimos que hoy en día, el proclamar su palabra y seguirle ,va en contracorriente, por eso muchas veces se nos olvida como " nos aparta a solas" para curarnos nuestras heridas y mostrarnos quien es la fuente de vida eterna.
Lo que escuchamos, no nos llena, son palabras vacías que se disipan con el viento, lo que hablamos nos envenena la lengua y a veces hasta nos duele pero es Jesús es el que nos da su sanación y nos busca donde sea y como sea para decirnos " Effetá" y que nuestros oídos se abran a escuchar su verdad y nuestra lengua hable correctamente sobre quién es él.
Silvia Martín
Cuenca
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