En el evangelio de hoy Jesús nos mira como siempre, con una mirada llena de cariño y ternura, a cada uno de nosotros; pues Él conoce nuestro corazón y conoce bien nuestras limitaciones. Como dice San Pablo; “No hay criatura que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a – sus - ojos”. (Hebreos 4,12-13)
Jesús nos invita a plantearnos las cosas y el por qué de las mismas; a no conformarnos con lo superficial, lo momentáneo y lo finito. Nos anima a vencer nuestros egoísmos y nuestra autosuficiencia; a despojarnos de nuestra soberbia y salir de nuestro área de confort.
Jesús nos ofrece una relación personal, te propone un proyecto único para tu vida, un proyecto que llena de sentido tu vida, de verdad, de Amor y de eternidad, buscando sobre todo en lo pequeño, en lo sencillo y en lo humilde. Ese es el verdadero tesoro. Y en este proyecto no estamos solos, en este camino Él está con nosotros y nos acompaña, pues “Dios lo puede todo”, cuesta abajo y cuesta arriba, en la calma y en la tormenta, en nuestro acierto y en nuestros fracasos.
Que El Señor nos sacie de su misericordia y nos dé la Gracia de la sabiduría para descubrir el verdadero tesoro; el Amor de Cristo.
R. K. F. Segovia
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