“Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 16).
Ya sé que no es el evangelio de este Domingo. Pero a Jesús, que le encantan las búsquedas del Tesoro, nos da un mapa para encontrar este gran Tesoro que es Él. Este Domingo la pista del mapa es esta: ¡Mira el fruto de la oración de aquel publicano! Nos dice el Eclesiástico que para el Señor no cuenta el prestigio de las personas -el fariseo era alguien de prestigio- sino que escucha la oración del oprimido, la oración del humilde.
Este mapa del Tesoro te dice este Domingo que des un paso atrás, que tu mirada se incline hacia abajo y que tu corazón debe ser golpeado por la infinita compasión de Dios. También nos dice que, quien quiera subir como la espuma, como la espuma va a bajar. Pero, el que quiera configurarse con Cristo, debe hacerse pequeño como Él. Siendo Dios, no hizo alarde de su categoría, se hizo Hombre; se despojó de su rango. Siendo Dueño y Señor del universo y de todo lo que existe, tomó la condición de esclavo y se hizo el Siervo de los siervos, el Siervo de todos. Estos son los frutos que debe dar nuestra vida, una vida unida a la de Cristo y en todo semejante a ella. Y algún día podremos decir con San Pablo: “he combatido el noble combate (contra el orgullo y la soberbia, que es el más duro combate), he acabado bien mi carrera. Por lo demás, me está reservada la corona que el Señor un día me dará”.
¿Conoces a alguien que su vida dé este tipo de frutos? Pues es porque esa persona está cerca del Tesoro. Atrévete a seguir cada Domingo una pista de este mapa y encontrarás tú también lo que tu corazón siempre anda buscando.
Hna. Mª Victoria Conejero, Cuenca
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