Jesús nos habla por medio de parábolas, para que podamos entender mejor su mensaje. ¿Y qué parábola nos pone hoy? Nos habla del Reino de los Cielos y de unas doncellas que esperan al Esposo, preparadas con sus lámparas.
Como discípulos de Jesús, todos esperamos su venida y nos preparamos para este encuentro. En este mes de noviembre, mes en el que recordamos de forma especial a nuestros difuntos, vemos cómo se preparan las tumbas se los seres queridos: limpiándolas, adornándolas con flores, con lámparas… Esto está bien, como muestra de nuestro recuerdo, oración y cariño, pero quizá también se nos está olvidando preparar “nuestro propio aceite” para caminar tras el Esposo cuando oigamos su voz, en medio de la noche.
Es muy importante para nosotros, los cristianos, vivir esperando su venida, con el corazón atento y confiado en el Señor. Ir llenando la alcuza día a día, en nuestra vida cotidiana, con el aceite que hace arder nuestras lámparas y poder así, ser reconocidos ante el Esposo. No podemos descuidar tan hermosa invitación al Banquete de Bodas en el Cielo, ni dejarlo para “última hora”, pues la desconocemos.
Preparémonos con generoso entusiasmo, velemos con gran deseo y esperanza para que al atardecer de nuestra vida, nos encuentre nuestro Esposo, ungidos de su Amor.
Hna. Mª Cristina, Andújar
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