…Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos…
Las lecturas de este domingo invitan a la conversión, a la alegría, a la esperanza. Baruc nos habla de despojarse del vestido de luto y vestirse del esplendor de Dios, a seguir sus pasos por camino seguro. ¡Cuántas veces nos olvidamos que el Señor está grande con nosotros, que cambia nuestro llanto en alegría! Él es nuestro refugio, en Él debemos poner nuestra confianza, como nos dice San Pablo.
También Juan el Bautista nos habla de conversión. Juan nos grita desde el desierto, queriendo llamar nuestra atención, queriendo despertarnos, queriendo hacernos conscientes de que pronto llegará el Mesías y debemos estar preparados. En su grito, en sus palabras, nos invita a la conversión, a una conversión profunda del corazón, allanando y enderezando lo tortuoso que hay en nuestras vidas y que no es otra cosa que el pecado.
El Adviento es un tiempo especial para animarse a ir al desierto, para poder encontrarse con el Señor, para dejarse habitar por Él, para descubrir qué está torcido o lleno de baches en nuestra vida…y poder cambiar aquello que nos impide prepararnos para la venida del Señor.
Ra, Cuenca
