“Ardientemente he deseado celebrar esta pascua con vosotros”
Hoy se nos hace presente de una forma palpable el gran misterio de nuestra fe, la eucaristía. El cielo se hace presente aquí en la tierra. Dios lo ha querido así, lo ha dispuesto así.
Podía haberlo hecho de cualquier manera, pero Jesús quiere contar con nosotros. Él los envío a preparar la Pascua, y hoy también nos envía a nosotros a prepararnos dignamente para celebrar el misterio de nuestra fe. Todo en la eucaristía está pensado para vivir con intensidad y devoción el encuentro personal con Jesucristo, presente y oculto -al mismo tiempo- en el pan.
La eucaristía en el corazón de la vida cristiana. ¿Qué herencia nos deja Jesús a cada uno de nosotros? No ha sido nada material, motivo por lo que tantas familias se rompen… ha sido ÉL MISMO. Se ha donado así mismo, se ha entregado por amor. Tomad, comed…este es mi cuerpo, tomad, bebed… esta es mi sangre. ¿Quién tiene amor más grande?
Vivamos hoy y cada eucaristía con humildad, acercándonos a su palabra llena de sabiduría y al altar donde se nos da el maná para cada día. No podemos hacer el camino solos.
“YO ESTARÉ CON VOSOTROS HASTA EL FÍN DEL MUNDO”
Hugo, San Clemente
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