En aquel tiempo el pueblo preguntaba a Juan:
¿Qué debemos hacer?
¿Y nosotros? ¿Cómo preparamos nosotros la llegada de Dios?
El Evangelio nos lo dice, Él no nos pide que hagamos grandes cosas fuera de nosotros y lejos de nuestro alcance. Ser nosotros mismo en nuestro entorno, generosos, justos, atentos a los demás, que no juzguemos, esa es Su labor.
Parecen pequeñas cosas, pero en muchas ocasiones son en las que más nos cuesta seguirle.
Todo esto llena de alegría la espera y seguimiento de nuestros corazones.
Feliz Adviento. Paz y Bien.
Raquel Soler, Ávila
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